jueves, 23 de julio de 2009


HAGAMOS UNA REVOLUCIÓN: LA REVOLUCIÓN HUMANA (2)


“Cuanto más la practico, con mayor claridad advierto lo lejos que estoy de la plena expresión de la no violencia en mi vida”. MAHATMA GANDHI

Nos hemos acostumbrado a dejar pasivamente en manos de otros la conducción de nuestra sociedad. Por eso a veces somos escépticos o pesimistas respecto de las posibilidades de generar procesos de cambio a partir de nuestro cambio personal. La Revolución Humana es optimista, tiene fe en sí misma, cree en el poder de lo espiritual y del ejemplo, y en la capacidad de los pueblos para generar grandes cambios.

Veamos la cosa hoy. Cada acción democrática de una ciudadana ayuda a sus vecinos a liberarse; cada afirmación democrática de una comunidad constituye lección para otras en su entorno y en el mundo. Cada acción solidaria ayuda a romper las cadenas de pobreza que ponen a miles en condiciones de indefensión y de sentirse forzados a entregar su libertad y su dignidad por un plato de lentejas.

Y si además hay necesidad de cambiar estructuras de manera que se abra más campo a lo humano? Pues las cambiaremos! Pero partiremos de esforzarnos por ser nosotros el cambio que pregonamos. No se trata de fanatismos, sino de un proceso de mejoramiento personal que trasciende a lo comunitario y social con una dirección clara: aumentar el respeto humano en las relaciones que constituyen nuestras sociedades.

Se trata de apelar a dimensiones espirituales de los seres humanos; lo espiritual, como dicen nuestros Mamos de la Sierra Nevada y los Ancianos del Amazonas, es la unidad. Las comunidades indígenas viven lo humano, respetan la naturaleza, conservan la espiritualidad de la palabra de origen y la unidad, y son ejemplo de respeto por el otro y de inclusión.

Hace 60 años al salir del horror de la Segunda Guerra Mundial, las naciones del mundo aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En su artículo 1o. se lee: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Y hace más de 200 años la Revolución Francesa había proclamado: “Libertad, Igualdad, Fraternidad”.

Está claro que ahora hay libertad y hay igualdad frente a la ley, mientras que la equidad social es una cuenta pendiente, y la fraternidad ni se diga. Para miles de millones de seres humanos las Naciones Unidas reconocen que es un desafío por conquistar el logro de mínimas condiciones dignas de existencia. El mundo tiene mucho por avanzar.

En nuestro país buscamos la igualdad, la fraternidad y la unidad. La unidad se construye en diversos escenarios y su gluten es la confianza. La violencia genera rencor, desconfianza y sentimientos de venganza. Son verdaderas heroínas las personas como Gloria de Polanco que son capaces de otorgar perdón a quienes hicieron daño a ella y su familia.

¿Cómo generar un clima favorable a la profunda reparación integral de las víctimas y al auténtico arrepentimiento y la recuperación de los victimarios? Lograr tales propósitos es necesario para construir confianza y unidad, y en eso trabajan varias instituciones y muchas personas. Pero podemos y debemos revolucionar las cosas en lo que tiene que ver con crear un clima favorable.
Veamos. El pueblo alemán pasó por un siglo de penurias ocasionadas en regímenes políticos de extrema. Hoy avanza en democracia y ha ganado un lugar, respeto y admiración en el escenario internacional. Cuál fue el elemento clave para esta transformación? Alemania se preguntó de mil maneras cómo evitar que los hechos vergonzosos e inhumanos se repitieran. Y en el proceso de encontrar los factores subyacentes que dieron origen a lo que nunca más quería volver a vivir, la nación alemana hizo conciencia del sufrimiento de millones de compatriotas, y entendió y aceptó su responsabilidad como colectivo.

Varias decenas de miles de víctimas en nuestro suelo merecen un profundo acto colectivo de contrición y de aceptación de responsabilidad por parte de la nación colombiana, al tiempo que el establecimiento de un mínimo consenso sobre los factores primarios que dieron origen a la guerrilla y al paramilitarismo.

Como Gandhi, debemos reconocer con humildad cuán lejos está cada cual de la plena expresión de la no violencia en su vida. Y recordar que nuestra práctica de la Paz es el mejor aporte; que la Paz es el camino, y que podemos contagiar a cientos de la necesidad de hacer conciencia en relación con la colectiva responsabilidad de la nación frente a las víctimas. Quienes sólo saben señalar a los demás y se excluyen a sí mismos de toda responsabilidad, lucen bien pero aportan poco.

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1 comentario:

  1. los derechos proclamados por la revolucion francesa y por la carta de la onu sobre derechos humanos tienen un despiste.....y es que no fueron elaborados con el proposito de la unidad,,,sino que fueron creados con el propósito de calmar a los pueblos para que no continuaran su avanzada hacia la supresion de la propiedad privada que hace de unos libres y de otros esclavos.....de unos hace disque humanos y de otros inhumanos.....

    los derechos del hombre de la revolucion francesa estan cumpliendose en su plenitud
    son derechos de clase
    y ellos quieren asi

    si los aplican para todos
    desaparece el derecho.

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